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II Encuentro Continental de Pueblos Originarios

México Tenochtitlan

Del 11 al 18 Mayo 2008

 

El Salvador

(Cuzcatlán)

DE LA PIEL ADENTRO

Por Tania Primavera Preza

RAIS Rescate Ancestral Indígena Salvadoreño

 

En el istmo de América Central esta engarzada como preciosa piedra, la más pequeña de sus Repúblicas, la República de El Salvador ocupando su corazón en la América.

 

Vengo de un país donde la identidad ha pasado la sombría invisibilizaciòn y está en este justo momento caminando hacia su recuperación, según los expertos ya “El nahuat es utilizado hoy raramente y solamente por algunos hablantes mayores de los departamentos de Sonsonate y Ahuachapán. Cuisnahuat y Santo Domingo de Guzmán tienen la concentración más alta de hablantes. La estimación de Campbell en 1985 (trabajo en el terreno 1970-1976) era de 200 hablantes.” A esta condición se suman otras que han incidido directamente en la tendencia hacia la desaparición de la lengua.

 

Grandes monumentos indígenas yacen ahora cubiertos por el polvo de los siglos, como una página arqueológica por leer; mas una nueva civilización surgió cuando el último rey de los tultecaz de México,  Tupiltzin Ahtzit, volvió a estos lugares y fundo la ciudad de Copán en lo que hoy es Honduras.  Muertes, guerras y otras luchas obligaron al desmembramiento de los pipiles y así fue: como lo que hoy es la República de El Salvador, se llamaba Señorío de Cuzcatan a la llegada de don Pedro de Alvarado al Reino de Cuautemala en el año de 1523.

 

Su nombre Cuzcatan, significa Lugar de la cuenta del collar y por extensión Lugar de la Joya. Nombre que alude a la tierra que posee el Cuzcatani o Volcán en erupción.

 

Perteneciendo al reino de Cuautemala, fue fundada la ciudad de San Salvador en el Valle de la Bermuda con el Titulo de Villa el 1 de Abril de 1525 por orden de don Pedro de Alvarado, que no logró dominar a los indígenas de Cuzcatécaz, si no  6 años mas tarde en que acompañando a los invasores llego don Diego Rojas y Alonso Portocarrero


En ese tiempo, todavía las tierras de Guatemala llegaban hasta las riberas del río Lempa.  La independencia de América Central como entidad política se declaró en
la Ciudad de Guatemala en 1821 y se reitero ahí mismo en 1823.

 

 

 

LA PIEL ADENTRO

 

Envueltas en el recargo de contribuciones, el desorden y la falta de actividad comercial condujeron su turno a la inquietud social y a los primeros levantamientos indígenas, desde los primeros años de la conquista se produjeron violentos incidentes en los distritos occidentales alrededor de Ahuachapan en 1842 y en Tejutla, Chalatenango tierras altas del norte en 1832 y 1833.

 

Mientras tanto, el pueblo nonualco Nonualcos, en la zona central que aun conservaban un alto grado de unidad tribal, consideraron estos tiempos revueltos como la hora de su liberación y trataron de restaurar la independencia de su propia tierra, que tantas veces había sido violada, durante tres siglos anteriores.  Entre octubre de 1832 y enero de 1833 se levantaron contra el gobierno, dirigidos por el indígena nonualco Anastasio Aquino, estos proclamaron “Su Independencia”  y dentro de la Iglesia de El Pilar en San Vicente, Anastasio se proclama con la corona de la Virgen “Rey de los Nonualcos”, consiguieron el control de una extensa zona entre San Vicente y Zacatecoluca, antes de ser sometidos a la fuerza, esconderse en los cerros y la cueva de El Tacuazín, muchos fueron fusilados incluyendo al Rey de los Nonualcos. Cien años después viene otro levantamiento


Se comprendió que los recursos más valiosos de El Salvador eran su tierra y su gente; y que la forma de explotarlos era la organización de sistemas de producción comercial agrícola.

 

A finales del siglo XVIII el añil era la exportación más importante de Centroamérica. Planta sagrada por nuestros pueblos autóctonos, del cual extraían el índigo, un colorante natural color azul intenso para teñir sus tejidos, atuendos que usarían en sus ceremonias.

 

La fuerza de la clase dominante cuando introducen el café, proclama una ley contra la vagancia, en donde proclaman a toda la población indígena como ¨vagos¨, ahí hubo una usurpación de las tierras ejidales indígenas.

 

En la Cordillera del Bálsamo, se encuentra un lugar único si se puede decir en el mundo, crece ahí la raíz y el árbol que se oculta y en silencio nos ofrece su aroma que extasía desde tiempos remotos a nuestros ancestros que aun late en el corazón de Cuzcatan.


El café se introdujo en El Salvador desde los primeros años del siglo XIX. Según un Reporte de Comercio de Londres decía en 1825 “Aunque el café se da bien aquí, no se usa en el país donde es sustituido por el chocolate, pero se espera que esa planta sea con el tiempo, fuente de nuevas riquezas”.

 

Las plantaciones de café emplearon un gran número de trabajadores, de los cuales la mayoría era indígena, la brecha entre miseria y riqueza crecía.

 

En zonas como Ahuachapan, Santa Ana, San Salvador, San Miguel la creación de cafetales siempre fue una operación capitalista, donde los grandes terratenientes y miembros de la sociedad fueron propietarios.

 

Los pueblos originarios fueron siempre sometidos a trabajar en estas comunidades enteras, no querían abandonar sus parcelas de maíz para ir a trabajar a una finca.

 

No había cercos, cada familia tenía derecho a recoger frutas, semillas, flores, árboles o arbustos o todo ser que habitaba en la región, todo era un regalo de la Madre Tierra.

 

Este espíritu de comunidad fue muy fuerte y lo tenían muy claro.

 

Fue la represión, violencia, miseria en la que se vieron los pueblos que cambio su pensamiento a querer aspirar a algo mas, si es posible recuperar su tierra.

 

Sus atuendos fueron cambiados, por el cotton o ropa de algodón o manta blanca con que se vistieron muchos indígenas  que peinaron los caminos en su tierra ancestral. Con su trabajo diario, el café fue suceso pujante  económico para varios gobiernos.  Pero, el tejido cayó y su colorido fue guardado y perseguido, sus nombres los delataban como seres milenarios con un idioma extraño ya en el siglo XX.

 

Seguía marcada la pobreza, cada vez más. San Salvador era insaciable, inalcanzable, lo que hoy es el centro histórico, convertido en edificios decadentes vacíos y comerciantes en las calles, fueron el esplendor de los años floridos a principios de 1900 hasta la década de los 30s.

 

La insurrección de 1932, que mas bien fue el levantamiento de los pueblos originarios por la lucha de la tierra; hace mucho que la historia la ha reconocido como uno de los actos represivos más sangrientos de la historia moderna de la región a la masacre de miles de campesinos e indígenas en el occidente de El Salvador.  

 

Los componentes de la élite compartían un carácter aristocrático, contra los indígenas y campesinos, a los que tenían de menos, como clase baja, como siervos. La tierra era su suplica, no fueron escuchados, sus posibilidades económicas marcadas por la mas vil miseria, era insostenible. Hubo un golpe de Estado en diciembre de 1931, los militares tomaron el poder, bajo mando del Vice-Presidente el General Maximiliano Hernández Martínez, quien se proclamo Presidente y este permanece en el poder hasta 1944 que es derrotado por una huelga de brazos caídos.

 

Ya en 1932 durante enero la gente sintió mas fuerza, habían intelectuales, estudiantes, gremios de artesanos, zapateros, panaderos…Feliciano Ama, quien lidera a su pueblo hasta dar la vida por el en este suceso.

 

Según la historia vernácula, la señal para dar inicio al levantamiento que les llevaría a  la recuperación de sus tierras fue la erupción del volcán de Izalco (itzalcu o lugar de vigilia o penitencia). El día 22 de enero de 1932 salen de la zona del Occidente de El Salvador su mayoría aunque fue a nivel nacional, se lleva a cabo un levantamiento indígena que termino como un etnocidio. Miles de hombres, mujeres y niños murieron. Y después de esta fecha continua meses después el etnocidio. Los pueblos originarios  que sobrevivieron fueron pocos, se dice que unos 30,000 fueron masacrados.

 

Por razones históricas desde 1932, ha sido penalizado hablar el idioma Nahuat-Pipil. Desde ese momento el idioma de nuestros abuelos y abuelas  quiso ser borrado. Conscientemente lo guardaron para proteger a su familia aunque entre ellos siguieron hablándolo en secreto.

El idioma Nahuat-Pipil en nuestro país ha quedado guardado en algunas comunidades. Nuestro idioma está en peligro de extinción. Ya no se habla cotidianamente.

 

En el Ministerio de Educación   no hay una política educativa para estudiar nuestro lenguaje ancestral el Nahuat-Pipil. De manera que si no se hacen políticas para que se retome este legado cultural se perderá en los hilos de la historia para siempre.

 

Existen esfuerzos aislados como IRIN, que esta tratando de difundirlo. El Consejo Nacional para la Cultura y el Arte de El Salvador CONCULTURA que ha realizado varios simposios con esfuerzos. Pero es decir, no logran poder de convocatoria y se van perdiendo hilos, se vuelve a lo mismo, a nada.

 

La propuesta de RAIS, partiendo de nuestro Nahuat-Pipil, es de la relación constante con nuestros abuelos y abuelas; y el gran Temashtiani maestro Tomás Fidias Jiménez que ya mora en las estrellas. Quien nos dejó una valiosa gramática Nahuat-Pipil, dedicada a esta cultura invisibilizada en un país que cada día pierde su rostro y su identidad.

 

La ceiba, el bálsamo, el izote, el maíz, el fríjol y toda la naturaleza de nuestros ancestros clama por sus antiguos nombres, esta en vigilia para un renacer para un nuevo amanecer en donde venga de nuevo el nombre del pájaro nombrado en su idioma antiguo y los niños y niñas de Cuzcatan vuelvan a florecer con su lengua poética bellísima.

 

 

Nuestra herencia sagrada llevada en nuestros nombres fue cortada,  la iglesia y la represión llevo a que los pueblos indígenas se quitaran sus nombres, nombres que llevaban toda la memoria oral de su pueblo, y sobre todo la razón de ser el servicio a su comunidad a su pueblo.

  

En la actualidad se reconocen muchas raíces nahuat pipiles en palabras de uso cotidiano de la población salvadoreña, en la gastronomía es común escuchar hablar del shuco, atol que se toma por las madrugadas, chilate, atol que corresponde al tiempo de la tarde, huisquil, que es una verdura muy común en nuestras cocinas y no solo ello, hay un arcoíris de lugares que llevan nombre nahuat pipil, así tenemos el Volcán Chincontepeq, el Cerro Chaparrastique, la Laguna de Xilopango, La laguna de Guijat, si nos propusiéramos recopilar nuestras palabras , bien compilaríamos un diccionario.

 

En este tiempo en que se ha tomado conciencia de la necesidad de rescatar la sabiduría de los pueblos ancestrales, buscando la clave de protección de los hábitats humanos se hace necesario colocar en la palestra social, cultural y económica el valor al  rescate de las lenguas en peligro de extinción, pero no se trata de un rescate como lo hacen los museos en las buenas intenciones de preservar el recuerdo de las culturas, se trata de un rescate activo de la estructura gramatical, de tal forma que sobre lo que se lograse recuperar, se redescubra la cosmovisión del pueblo, la manera de vivir su vida, sus secretos, su economía, su filosofía, sus sistemas de cultivo y que esta sirva como un aporte sustantivo a las construcción de las sociedades estados de la modernidad.

Si recuperamos la lengua, recuperaremos la identidad en aquellos espacios geográficos donde se ha perdido y la reforzaremos en aquellos otros donde lucha contra la fuerza económica de la globalización de los sistemas la pone en peligro, recuperar la identidad es recuperar el corazón de cada nación, de cada pueblo, de cada linaje, es recuperar la dignidad que nos hace ser hijos de un determinado territorio, que en nuestro caso es Abya Yala.

 

Nuestros pueblos y su sabiduría caminan en el plano de lo oculto, en la fuerza de la sangre personal que se convierte en construcción social, nuestros conocimientos como nuestra vida es colectiva, y es precisamente ese hecho el que les da a nuestros pueblos la autoridad para demostrar que nuestros sistemas de vida son mejor alternativa de vida que el sistema occidental con la fuerza de su economía.

 

 

Tenemos la tarea de lograr que nuestro corazón y nuestra lengua suenen en una sola canción, que nuestra cosmovisión se convierta en la cosmovisión de los otros, que sobrepasando las fronteras establecidas por los estados nacionales se imponga con la fuerza de su espacio, de su territorio, de su espiritualidad y de su lengua.

 

Por que es importante luchar por la recuperación de las lenguas ancestrales? A qué fenómenos sociales se asocian supervivencia en el tiempo?

 

Muchas preguntas surgen en el fáctico y diario vivir de las poblaciones occidentalizadas, mundializadas y globalizadas, igual muchas respuestas se pueden dar como justificativas de acciones que proporcionen validez a estos esfuerzos de las mas grandes organizaciones mundiales.

En todo caso se trata de mirar con un solo rostro y responder con un solo corazón a las demandas sociales de las colectividades, que cada vez más se sub grupan y se marginan en una sociedad que las condena al anonimato por medio del numero serial.

 

En El Salvador tenemos la suerte de no haber perdido la herencia genética a pesar de haber olvidado parte de la historia y así cuando caminamos por las comunidades, cuando nos reconocemos en el mismo rostro, en la misma expresión, en las misma fuerza, nos damos cuenta que somos hijos del mismo gen, de la misma lengua, de igual cosmovisión, de símil espiritualidad, de iguales derechos, de sabios deberes.

La lengua, vehículo de comunicación de las enseñanzas y valores mas profundos, así como de antivalores y de acciones negativas, se convierte en el centro de la vida de un pueblo, es la expresión mas diáfana del quehacer de la comunidad, la lengua comunica, transmite vida, genera fortalezas, canaliza creatividades; es propositiva, presentando propuestas de acción para las colectividades, al permitir que una lengua se pierda, estamos potenciando la irremediable destrucción del tejido social de una comunidad. Lo que une a los pueblos es la solidaridad, entendida como la capacidad de generar lazos perdurables, defendibles, inmutables hacia lo negativo, esta generación de sentimientos de solidaridad son generados por ese vehiculo de comunicación y generación de valores culturales y de cosmovisión conocido como la lengua.

 

La lengua en este sentido se asocia a fenómenos sociales como la integración grupal, el reconocimiento de unos en los otros, en las expresiones más arcaicas, pero más puras de comunicación con la divinidad, expresadas en las relaciones que se establecen con los otros, con la alteridad; por esto es importante rescatar las lenguas, porque al rescatarlas estamos a favor de otras expresiones culturales y formas cosmogónicas de vivir la vida, porque al aceptarlas y validarlas, estamos abriendo el espacio de aceptación y de validación de la forma cultural y a la cosmovisión a la que pertenecemos.

 

No pedimos nacer en un espacio geográfico determinado, ni siquiera en un pueblo, menos en una familia, simplemente nacemos y nos desarrollamos y expresamos la identidad de ese espacio, de esa región, de ese linaje y de esa familia donde hemos nacido.

Hablamos una lengua que no pedimos, a veces que ni siquiera preferimos, pero a pesar de ello nos identificamos con ella, nos alegramos al escucharla, sobre todo a kilómetros de nuestro terruño, en fin, no identificamos, es decir hacemos resaltar nuestra identidad, al escucharla, al hablarla, al imaginarla, al escribirla, y al enseñarla.

 

Que estos espacios sociales, ya mundializados, nos proporcionen la posibilidad de ser suma al esfuerzo por la recuperación de las lenguas, de su raíz, dentro de la diversidad de expresiones de los pueblos ancestrales.

 

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